“¿Qué es Google Reader?”, me preguntó hace poco un amigo que considero puesto al día en nuevas tecnologías. Le contesté que era un lector de noticias que obtiene su información de fuentes RSS. Cuando me preguntó qué es eso de un feed RSS, yo dejé caer el asunto y él se puso a mirar Flipboard en su teléfono móvil.
La indiferencia es la otra cara del cierre de Google Reader, el lector de noticias en línea de Google, una herramienta muy bien diseñada, pero que, como el mismo Google admite, ha ido perdiendo usuarios y relevancia, y que sobrevivía sobre todo gracias a una base de usuarios que creía en el poder de RSS como herramienta libre y universal de difusión de contenidos.
Al otro lado del féretro de Google Reader, abundan plañideras y reacciones apocalípticas de quienes usaban Google Reader a diario: que cómo vamos a informarnos hoy en día, que si esto demuestra la escasa fiabilidad de Google, que si el fracaso de RSS es la señal de que la humanidad se ha echado a perder... Se han abierto incluso peticiones colectivas para que Google reconsidere su decisión.
Pero no exageremos. No es para tanto.
¿Cómo ha podido pasar? Era una bellísima herramienta
Empecemos por un hecho fundamental: Google es una empresa con ánimo de lucro. No hay que olvidarlo. Sus servicios gratuitos y su espíritu centrado en el usuario hacen que a veces olvidemos que sus acciones se cotizan en el índice NASDAQ.
Si algo no crece, no se monetiza o desvía recursos de otro producto con potencial, Google lo cierra a través de limpiezas periódicas. Si no lo hubiera hecho, ahora mismo estaría como Yahoo! antes de contratar a Marissa Mayer: un armario repleto de esqueletos.
El difunto Google Wave, uno de los muchos "fracasos" que Google eliminó
Al crear Google+, la empresa de Mountain View sentenció la muerte de Google Reader. Es la opinión, por ejemplo, de Brian Shih, anterior manager de Google Reader, según el cual el equipo de Reader, muy orientado a lo social, fue absorbido progresivamente por el de G+.
El botón +1 es, según muchos, el culpable de la muerte de Google Reader
Luego, al introducir el botón +1 en Reader, la cantidad de ítems compartidos decayó. Los usuarios ya no podían aprovechar la función más útil: compartir noticias con otros usuarios. Según Chris Wetherell, uno de los creadores de Reader, ese cambio marcó el comienzo del fin.
¿A quién hay que darle el pésame?
Google Reader deja sin lector de noticias a decenas de millones de personas, según los cálculos de algunos usuarios de Quora. El perfil de usuario típico: varón, 30 años, adicto a la información y desconectado de redes sociales como Facebook o Google+. ¿Su reacción? “Miremos el lado positivo: ahora trabajaremos”, decía en broma un usuario de Menéame al conocer los hechos.
Son estas las personas que, antes del 1 de julio 2013, tendrán que buscar alternativas entre las muchas disponibles. Sobre los datos no hay que preocuparse demasiado: Google permite descargar fácilmente todos los feeds de Google Reader al propio disco duro mediante Google Takeout.
El elegante Feedly es uno de los herederos más interesantes de Google Reader
Los otros grandes afectados por el cierre de Google Reader son los demás lectores de noticias. ¿Paradójico? No tanto: la mayoría de ellos aprovechaba la API de Google Reader para ofrecer servicios de sincronización que de otro modo le hubieran costado muchísimo dinero. Por suerte, la mayoría pudo prever el cierre, y algunos, como Feedly, ya estaban preparados.
¿Pierde algo el resto de los usuarios, los que no usaban nunca GReader? No mucho. Como acabamos de ver, no solo hay alternativas similares o incluso superiores a Google Reader, sino que el mismo concepto de lector de noticias clásico se ha vuelto obsoleto.
¿Cómo se informa uno ahora?
Ahora es común hablar de “río de noticias” y “periódico virtual”. Aplicaciones como Feedly, Flipboard y Zite se reparten ese pescado. Son intuitivas, atractivas y llegan sin esfuerzo al gran público. Se han ganado en meses una fama que Google Reader nunca ha tenido.
Flipboard es el presente en cuanto a consumo de información se refiere
Pero incluso sin recurrir a las revistas virtuales podemos encontrar un ejemplo clarísimo de “río de información”: Twitter. La inmediatez de este servicio, donde todos somos a la vez consumidores y canales de noticias, fue un duro golpe para los lectores RSS.
El mismísimo Dave Winer, pionero de los blogs a finales de los años noventa, ha admitido que prefiere las nuevas aplicaciones y que no llorará por la desaparición de Google Reader. En su pequeño artículo, Winer critica el enfoque “bandeja de entrada” de los lectores de noticias.
¿Hay futuro para el estándar RSS? Sin duda alguna: es uno de los muchos estándares abiertos que hacen que la web moderna funcione. Como dice Brent Simmons en su blog, RSS es una de las tuberías que permiten que el web funcione: invisible pero indispensable.
Lo que cambia es la interfaz: el enfoque “cliente de correo” de Google Reader ya no es atractivo. La última vez que intenté enseñarle Google Reader a un usuario básico, me preguntó que qué le había pasado a Gmail.
¿Hay alguna lección que aprender de todo esto?
Varias. La primera es aprender a no confiar excesivamente en que un servicio gratuito siga existiendo indefinidamente. No es una actitud realista, especialmente al comprobar lo dinámico que se ha vuelto el panorama de las aplicaciones en la Nube, con cierres, fusiones y cambios de última hora.
¿Nos obliga esta inestabilidad a vagar de un servicio a otro como nómadas digitales? En parte sí, pero hay que preguntarse también cuándo hemos sido ciudadanos sedentarios de Internet. La movilidad no es un problema si uno sabe obtener un backup de sus datos online.
Y hablando de copias de seguridad, voy a hacer la mía.